Estuve con vosotros y lo estaré, pese a la lluvia, el sol,
la nieve, el frío o el calor. Aunque el tiempo me modifique, pues todos sabemos
que Kronos no tiene otra función que esa: modificarnos, modificar todo lo que
nos rodea, para que después todo permanezca igual. Perdemos el tiempo en
sopesar idas y venidas, demasiada velocidad hace que no nos paremos a pensar en
nosotros, lo que nos rodea, lo que realmente importa y lo que realmente es
superficial. Ideas preconcebidas nos distancian de la verdadera creatividad.
Como una madre que distancia a su hijo de sus propios temores, aunque la
curiosidad del pequeño supere el miedo de la mayor.
Las reflexiones, cortas y sesgadas, predominan en nuestro
ideario como pequeños tweets definidos por un único hashtag. Nunca van más
allá, rozando la superficie de un conglomerado de realidades difícil de
desmenuzar. ¿Será por eso que nuestro país es incapaz de levantar cabeza?
¿Podemos culpar nuestra política sin culparnos a nosotros mismos? Mis temores
más fundamentados afloran pues un servidor puede ser, en parte, responsable de
lo que le sucede a su propio país (que no patria) habiéndose desentendido de la
política a su corta edad y validando a personajes que hoy en día son capaces de
repugnar al menos escrupuloso.
No se basa, simplemente, en los pequeños detalles, pequeñas
migas de pan que recibe la población a cuenta-gotas a través de medios de
propaganda -que no de comunicación, pues la comunicación debe regirse por un
sistema de doble vía, ergo rotativos y pantallas LED no pueden considerarse
comunicación- . Se trata de la oscuridad en la profundidad. Como el mar, cuanto
más bajamos a las profundidades más turbia es el agua que nos rodea, más
peligrosos son los animales submarinos que nos rodean, hasta el punto de que
uno se lo piensa dos veces antes de sumergirse.
Vivimos en suspensión, flotando en medio del océano oteando
pequeñas islas blancas cual icebergs -siguiendo con el símil marino-. Mi
objetivo en este espacio es conseguir aclarar mis ideas, tratar de dejar a un
lado las absurdas y complejas discusiones conmigo mismo y buscar una
alternativa más gratificante, eludiendo esos toscos y pesados momentos en los
que me doy y me quito la razón a mí mismo. La evolución de mis pensamientos
políticos, sociales, económicos o culturales se plasmarán en éste espacio,
codificados en bits, ceros y unos, almacenados en servidores de la mayor
empresa monopolizadora de servicios online mundiales que opta por almacenar
todo el conocimiento y quedárselo para él. Empezamos bien.
El caníbal
El caníbal
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