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viernes, 27 de junio de 2014

Pienso luego existo, escribo luego comparto

Estuve con vosotros y lo estaré, pese a la lluvia, el sol, la nieve, el frío o el calor. Aunque el tiempo me modifique, pues todos sabemos que Kronos no tiene otra función que esa: modificarnos, modificar todo lo que nos rodea, para que después todo permanezca igual. Perdemos el tiempo en sopesar idas y venidas, demasiada velocidad hace que no nos paremos a pensar en nosotros, lo que nos rodea, lo que realmente importa y lo que realmente es superficial. Ideas preconcebidas nos distancian de la verdadera creatividad. Como una madre que distancia a su hijo de sus propios temores, aunque la curiosidad del pequeño supere el miedo de la mayor.

Las reflexiones, cortas y sesgadas, predominan en nuestro ideario como pequeños tweets definidos por un único hashtag. Nunca van más allá, rozando la superficie de un conglomerado de realidades difícil de desmenuzar. ¿Será por eso que nuestro país es incapaz de levantar cabeza? ¿Podemos culpar nuestra política sin culparnos a nosotros mismos? Mis temores más fundamentados afloran pues un servidor puede ser, en parte, responsable de lo que le sucede a su propio país (que no patria) habiéndose desentendido de la política a su corta edad y validando a personajes que hoy en día son capaces de repugnar al menos escrupuloso.

No se basa, simplemente, en los pequeños detalles, pequeñas migas de pan que recibe la población a cuenta-gotas a través de medios de propaganda -que no de comunicación, pues la comunicación debe regirse por un sistema de doble vía, ergo rotativos y pantallas LED no pueden considerarse comunicación- . Se trata de la oscuridad en la profundidad. Como el mar, cuanto más bajamos a las profundidades más turbia es el agua que nos rodea, más peligrosos son los animales submarinos que nos rodean, hasta el punto de que uno se lo piensa dos veces antes de sumergirse.


Vivimos en suspensión, flotando en medio del océano oteando pequeñas islas blancas cual icebergs -siguiendo con el símil marino-. Mi objetivo en este espacio es conseguir aclarar mis ideas, tratar de dejar a un lado las absurdas y complejas discusiones conmigo mismo y buscar una alternativa más gratificante, eludiendo esos toscos y pesados momentos en los que me doy y me quito la razón a mí mismo. La evolución de mis pensamientos políticos, sociales, económicos o culturales se plasmarán en éste espacio, codificados en bits, ceros y unos, almacenados en servidores de la mayor empresa monopolizadora de servicios online mundiales que opta por almacenar todo el conocimiento y quedárselo para él. Empezamos bien.

El caníbal

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