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miércoles, 30 de julio de 2014

El enemigo común I. Doctrina del miedo.

Lanzamos hoy un post que forma parte de una serie de varios posts –aún por definir- donde expondremos una de las mayores mentiras del stablishment Español. Por conflictivo, por ser un absoluto tabú en nuestra sociedad actual y por afectar a tantísimos colectivos sociales y a toda la población en su conjunto. Dado que se trata de un tema muy complejo preferimos introducir la tesis de forma lenta y pausada, para que el lector pueda digerir la cantidad de información y el gran engaño que supone para nuestra población este fragrante hecho. Empecemos por lo más sencillo.


Que es una sociedad?

Empecemos definiendo algunos conceptos básicos. Para ello hablaremos del concepto sociedad. La RAE lo define como una agrupación natural o pactada de personas, familias, pueblos o naciones, que constituyen unidad distinta de cada uno de sus individuos, con el fin de cumplir, mediante la mutua cooperación, todos o alguno de los fines de la vida. Es posiblemente la definición más próxima al significado de sociedad tal y como lo tratamos en este post.

Una agrupación de personas, familias o pueblos puede derivar en un conflicto interno entre los diferentes subgrupos ya sean de mayor o menor rango/volumen. Dicho de otro modo, una sociedad puede verse afectada por problemas internos entre las diferentes personas, familias o pueblos que la conforman. De hecho es una conclusión fácilmente deducible. Hablamos entonces de un peligro de des unificación social o des cohesión social.


La teoría del enemigo común

El “experimento de la cueva de ladrones” realizado en 1945 por Muzafer Sherif y Carolyn Sherif consistía en reunir a dos grupos de 11 adolescentes de 11 años de edad, con una vida y experiencias similares y trasladarlos en autobuses en dos grupos diferentes y estudiar su evolución.

Los grupos pronto formaron jerarquías sociales y trataron de cohesionarse pese a la gran cantidad de fricciones internas que eso suponía. Finalmente consiguen una cohesión total al enfrentarse directamente al otro grupo de adolescentes (hecho provocado exprofeso dentro del experimento), pues es el único nexo entre los 11 niños: un enemigo común.

Curiosamente, la tercera fase del experimento implicaba una cooperación por parte de los dos grupos -antagónicos ya- en la reparación de un suministro de agua potable. Ambos grupos se unieron al tratar de solucionar un problema que afectaba a ambos directamente –como es la escasez de agua potable- tratando de buscar el bien común. En esta tercera fase el enemigo común se transmuta a un ente o situación concreta que requiere una solución.



El concepto del bienestar común (o bien común)

El “bien común” puede ser entendido como aquello que beneficia al conjunto de la sociedad sobreponiéndose al bien individual. Dicho de otra forma, el bien común debe sobrepasar el bien individual para así poder mejorar la calidad de todo el conjunto de la población.



El enemigo común y el bienestar común dentro de la sociedad.

A donde queremos llegar con este planteamiento es que, si un pequeño grupo social de tan solo 11 integrantes puede cohesionarse cuando existe un enemigo común o se debe subsanar un bien común, también es posible cohesionar una gran sociedad de unas decenas de millones de habitantes. Solo necesitamos un enemigo común mayor y un bien común aún mayor.

Si aceptamos esta tesis deberemos hacerlo con inteligencia y picaresca. Focalizar como enemigo común a un solo ser –persona o figura- puede suponer un importante riesgo para la cohesión completa, pues eliminando, neutralizando o simplemente aceptando dicha persona o figura el problema se soluciona y puede derivarnos al paradigma que pretendemos evitar:  una des unificación social.

Es mucho más inteligente, pícaro y práctico focalizar como enemigo común a un ente abstracto, un tipo de actitud o una forma de vida que va más allá de las personas que toman dicha actitud y que se engrandece por sí solo. Algunos ejemplos son: los mercados, la política, la economía, la industria, la sanidad, la educación, la vivienda, los trabajadores públicos, el electorado, los jubilados, la comunidad gay, etc. Hablamos de conceptos generalistas que engloban muchísimas personas y mentalidades diferentes y que se tratan como un grupo, figura o ser único.

Eso solo deriva a un etiquetaje social basado en prejuicios, idearios generalistas y un único discurso. En una guerra el bando contrario es el enemigo común que tiene un discurso único -posiblemente la destrucción de nuestro bando-, pero si hablamos con un solo soldado sobre sus motivos por los que está luchando seguramente el discurso cambie: puede que el soldado luche por su propia supervivencia, por un ideal de protección de su familia, por miedo o por obligación. Sin embargo, si tratamos al conjunto de soldados –el ejército- como un solo ente, su objetivo y sus motivos se simplifican.



Bajo el pretexto del enemigo común y el bienestar general  el individuo -la persona- acepta una mayor carga sobre sus hombros con tal de contribuir a la sociedad. Dicho de otro modo, el individuo es más permisivo con el recorte de su propio bienestar individual con tal de tratar de conseguir un bienestar colectivo superior –que viene dado por una respuesta a las acciones realizadas por el enemigo común-, ya que entiende la complejidad de la cohesión social (sobre todo a grandes instancias, nacionales diríamos) y permite una vulneración de sus derechos en pro de una mayor hegemonía social.

Un claro ejemplo de esto es el comportamiento de la población de Estados Unidos tras el atentado del 11S. Las leyes restrictivas que vulneran la privacidad individual se extendieron como una plaga por todos los diferentes estados, focalizándose, especialmente, en el aeropuerto dado la naturaleza del atentado. De esta manera los ciudadanos estadounidenses permitieron una mayor vulneración de sus derechos individuales de privacidad en pro de un mejor control en los aeropuertos, hecho que –supuestamente-  implica una prevención de futuros ataques y una mejora en cuestión de seguridad de la ciudadanía a nivel nacional.

Es importante subrayar que el ámbito de restricción se infiere en función de las acciones realizadas por el enemigo común. Si el atentado del 11S se hubiese realizado con bombas las restricciones aparecerían en la compra de materiales explosivos o materiales con los que se puedan fabricar explosivos caseros. En el caso estadounidense, la prensa afín al stablishment trató de difundir el mayor miedo y terror posible para tratar de fomentar la restricción de derechos en un mayor ámbito posible. Siguiendo la línea ideológica del gobierno de por aquel entonces.


Manipulación del enemigo común, bienestar común y libertad individual

Esta subyugación natural del individuo al bienestar común, forzada por las conductas del enemigo común –que sirve como enlace- puede manipularse por 3 vías.

  1.  Manipulación del enemigo común (falsos enemigos): podemos encontrar casos en el que los enemigos comunes no resulten ser realmente enemigos, sino colectivos discriminados y difamados por parte de los medios oficiales. Un ejemplo lo encontramos en la comunidad gay, bisexual o transexual en el periodo anterior a los años 70: se demonizaba al colectivo y se le trataba como un enemigo de la familia y la unidad marital. Con el tiempo y gracias a sus manifestaciones el colectivo ha sido aceptado y no se ha podido utilizar más como enemigo común.
  2. Manipulación del ideario del enemigo común (falsas ideas): se trata de atribuir ideas al enemigo común que nunca han sido expresadas por éste. Lo vivimos actualmente con el partido político Podemos. Se está tratando de demonizar a dicho partido otorgándoles ciertas ideas que, oficialmente, nunca han dicho o aceptado como la no creencia en la propiedad privada o la nacionalización de cada una de las empresas españolas (cuando solo se habla de sectores estratégicos). Nota: Canibalismo Político no se posiciona a favor de Podemos, solo constata una realidad al respecto.
  3.   Manipulación de las prevenciones contra el enemigo común (inútiles restricciones): se trata de sobredimensionar las medidas restrictivas y de prevención para tratar de modular ciertos comportamientos que perjudican al stablishment. Un ejemplo algo absurdo –por su naturaleza- son los consejos para prevenir la gripe aviar: “No beses, no des lamano, di hola” era un eslogan de prevención de la gripe aviar sucedida en 2009. ¿Alguien recuerda que pasó con dicha “crisis sanitaria”? Os refresco la memoria: menos muertos por gripe aviar que por gripe tradicional y millones de euros en vacunas que se llevaron las farmacéuticas.




Como podemos ver algunas tragedias o conflictos ocasionados por el enemigo común acaban beneficiando al stablishment. Quien idea una serie de medidas que benefician al propio estado/nación y que, de forma sistemática, perjudican a los ciudadanos y muchas veces a las relaciones internas de los mismos –siguiendo con el símil estadounidense podríamos hablar de la islamofobia fomentada por los grandes medios de comunicación de masa-.

Recomendamos al lector que, como siempre, siga el dinero. ¿Quién se beneficia de las actuaciones realizadas por el “enemigo común”? ¿Quién nos presenta al “enemigo común” como tal? ¿Cuál es, realmente, el ideario del “enemigo común”? Y, por encima de todo, ¿Son justas y eficaces las medidas tomadas por el stablishment para contrarrestar al “enemigo común”?. Trate de identificar el origen del enemigo común, trate de diferenciar el ideario atribuido al mismo de su ideario real, trate de buscar el beneficio de la existencia de dicho enemigo y, finalmente, cuestiónese si realmente se trata de un enemigo real o no.

En próximos posts hablaremos sobre las diferentes clases de enemigo común, su evolución en España (hecho que sorprenderá a más de uno) y, en la actualidad, hacia donde puede derivar dicho enemigo.

¿Cómo podemos disminuir el miedo al terrorismo? 
El Caníbal

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